Viviendo atentos a cada momento, seremos conscientes de lo que les ocurre a nuestros sentimientos y percepciones en cuanto aparezcan, y no permitiremos que los nudos enraícen y se fortalezcan en nuestra conciencia. Y si además sabemos observar los sentimientos, podemos hallar las raíces remotas de nuestras formaciones internas y transformarlas aunque estas sean ya muy complejas.
La observación concentrada consiste en analizar las cosas con más profundidad a fin de ver su auténtica naturaleza y sus causas. El principal beneficio que podemos obtener de ello es desligar nuestras ataduras.