La autora reflexiona sobre por qué no escuchamos suficientemente a la intuición y dice:
Nuestra cultura y nuestra educación no facilitan el acceso a nuestras capacidades intuitivas o creativas, porque no les reconocen el mismo valor que a las capacidades intelectuales y de aprendizaje cognitivo.
De niños no solemos contar con un percepción justa de las personas y de las situaciones, pues energéticamente seguimos en una simbiosis con nuestro entorno y no conocemos de la vida más que el instante presente. El niño siente y capta informaciones de manera mucho más afinada de lo que se cree. Sus percepciones, cuando las expresa, son bastante mal recibidas, pues molestan a los adultos por su franqueza y espontaneidad. Muy a menudo, se le contesta que se equivoca, que no es verdad o incluso que no hay que decir esas cosas… Ante la reacción negativa de los adultos, se encuentra frente a un dilema y por lo general, e inconscientemente, toma la opción de cerrarle la puerta a la intuición. Surge un conflicto entre lo que percibe de la realidad y lo que se le dice, entre lo que sabe y lo que tiene derecho a expresar, que le resulta insoportable. Como debe elegir, casi siempre elige la actitud de creer y calibrar lo que le dicen los demás y no creer en sí mismo. Crea así las condiciones para el desarrollo de neurosis y bloqueos, que deberá aprender a superar ya de adulto.
Nos indica las actitudes que debemos adoptar para ampliar la intuición:
– Abandónese a una curiosidad sana que estimule su mente y personalidad. El interés por la existencia y el deseo de enriquecer su percepción de la vida son bazas interesantes.
-Adopte una disciplina de trabajo de concentración y respiración ver libro).
– Borre de su mente los juicios de valor y la crítica, pues eso hace que viva en un estado de separación. ( Contrario a la intuición).
-Practique con regularidad los ejercicios de desarrollo de la intuición ( ver libro) y exprese la intención de verla manifestarse en su vida.
– Incremente la autoestima, la confianza y el amor incondicional. Cultive igualmente el positivismo y aprenda a descifrar las enseñanzas en cada situación o prueba que viva. Permanezca abierto a las señales y sincronicidades que jalonen su existencia.
– Sea consciente de sus pensamientos, palabras y actos, siempre que le sea posible, de todo lo que suceda en la vida. Sea consciente de la responsabilidad que le incumbe… Se trata de cultivar la lucidez y el discernimiento para no fiarse de las apariencias. Eso evita proyectar sobre los demás la propia realidad.
-Acepte no saberlo todo. Mantenga los pies sobre la tierra y desarrolle humildad. Ser cada vez más intuitivo puede aumentar su poder personal; sí este es el caso, deberá desarrollar simplicidad y equilibrio.
– Aprenda a reponer fuerzas y cuidar de sí mismo en todos los planos de la existencia. Adopte una higiene vital rigurosa…Evite todo exceso perjudicial para su salud. Mantenga la integridad personal.
– Resuelva las dificultades, no deje nada pendiente y, sobre todo actúe en función de sus intuiciones.
– Concentre la energía para multiplicar su fuerza de convicción a fin de realizar eso a lo que aspira.